Este sabado, se juega la segunda fecha de este torneo de grandes, donde el Spartak podrá mostrar todo su talento.
A las 13 hs en las canchas de la SAFA, se disputará el encuentro SPARTAK TIBURONES vs EDA, quien viene de empatar con los cotonetes, lo cual supone que va a ser un partido duro, y en donde cada error se verá reflejado en la red.
Mañana, a romper todo!!!
Dándole una calurosa bienvenida a nuestro LEON, dejo el comentario de sus últimos partidos.
Segunda Temporada. Capítulo 9: “Color esperanza”
Me quedé un par de semanas durmiendo en casa del “Ronco” para sentirme un poco más tranquilo, y suponiendo que las aguas estaban algo calmas por fin volví a hacer vida normal. Tenía en mi celular un montón de llamadas perdidas, pero la que más me importó fue la de bedelía. Quizás ya había noticias de mi tesis.
Me dirigí el viernes a última hora para averiguar de qué se trataba, y como lo predije, de ello era. El martes 19 de mayo, día en que escribo estas líneas me iban a dar el resultado.
Perdona diario querido que vuelva a repetirte día a día lo que hice el fin de semana próximo pasado, pero escribir es algo muy importante para mí, y ahora que no estoy con mi tesis no tengo donde descargarme.
Si no te ofendes te quiero volver a contar sobre el partido que los Tiburones jugaron el sábado. Era el primero de la temporada…
Cómo el “Ronco” no me pudo acompañar a la cancha debido a razones personales, y mi auto estaba otra vez en el taller (ya reparado, pero me quisieron cobrar de más por no usar vaqueros Wrangler) me tomé el amarillo ómnibus enumerado al 316.
Trayecto aburrido sin mucho que observar esta vez.
Llegué medio sobre la hora, algo típico últimamente, y después de casi 6 meses los volví a ver.
Allí estaban ellos ansiosos por debutar en el 2009. Me senté un rato con viejos conocidos, entre ellos Marcelo Rapetti y “La Perla” Perlini, quienes aparentemente debido a sus respectivas lesiones no podían jugar. Saludé efusivamente a Diego Schreiber, el aparentemente nuevo DT del equipo mientras daba el once inicial. Me gustó el nuevo modus operandi del Spartak Tiburones. La organización denotaba una preocupación y dedicación especial. Aires nuevos en el viejo Tiburón. De pronto Rodrigo Perlini sacó de un costal un nuevo juego de camisetas color verde esperanza, y me dije a mi mismo “Este es el año de los Tiburones”.
-No te emociones León, estas son prestadas. Las nuevas me las dan el martes – me dijo el clon de Maxi López para cortarme la inspiración.
Los once titulares se pusieron sus casacas y se encaminaron al campo de juego. El esquema planteado por Diego fue algo así:
Marcelo “Bana” García esta vez con un buzo rojo, sustituyendo su típica armadura color kriptonita, fue al arco.
Como Gabriel y Marche, los zagueros titulares, no habían llegado Sasa tuvo que improvisar la defensa. A lo Juan Ramón en Rocha, Diego más polifuncional que nunca, ocupó el lateral izquierdo. La zaga formó momentáneamente con el “Yeti” Freire y con un debutante Damián Melgarejo, mientras que por derecha iba el nuevo fichaje Álvaro Piria. En el medio se ubicaban otras caras nuevas, César Augusto Alcalde con Marcos Fagúndez, acompañándolos por derecha Federico Caredio y por izquierda Pablo “Cachy” Castro. Arriba a buscar el gol fueron el archiconocido “Nacho” Patera con el nuevo Francisco Pastori.
Martín “Yeti” Freire, luciendo esta vez la cinta de capitán se saludó con el árbitro y el rival respectivo para dar comienzo al sorteo. Mientras tanto pude observar a Meyer con tono melancólico en las tribunas. Pensé que algún día iba a tener el honor de hacerle una entrevista.
Librado al azar el saque fue favorable a los Tiburones. La bola rodaría una vez más, pese a las embarradas condiciones del irregular campo.
-Che, Marce, una pregunta… aunque suene contradictorio, escucho silencio… ¿Qué es de César?
- Pa Leono, ya empezaste con tus frases. Mirá por lo que se, César no va a jugar este año, está algo complicado y va a tomarse un descanso.
-No me digas eso, se lo va a extrañar.
-Sin dudas.
-¿Y Nando?
…Hubo unos segundos de silencio, más profundo que el que había percibido hasta ahora… La respuesta vino por parte de Rodrigo.
-No sabemos León, o sea, Nando nos dijo que este año estaba complicado para jugar por el tema de la liga universitaria y no se que más.
-Ah, que cagada, se le va a extrañar también
-No, o sea si, pero el caso es que en realidad se tomó el descanso, pero de los Tiburones… Ahora juega en el equipo que nos dejara afuera el pasado torneo, el Puro Sabor.
Me sorprendí. ¿Porque el ex capitán y goleador Tiburón nos traicionó de tal forma? No se me ocurría respuesta alguna…
El canoso juez pitó y los Tiburones comenzaron a escribir un nuevo capítulo en la historia. El partido comenzó bárbaro. Los Tiburones tenían la pelota y Lima Nueva solo defendía el peligro venidero. Una jugada casi al minuto de juego de César Augusto fue a parar a los pies de Francisco Pastori, quien casi anota si no fuera por el golero limeño. Poco después, un tiro apenas desviado de Nacho provocó que todas las mandíbulas del Tiburón amagaran a gritar gol.
Ratos más tarde llegó Gabriel y Nacho salió por el, gastando así el primer cambio. Machado pasó a la zaga, el “Yeti” al medio, Augusto de enganche y Federico arriba con Francisco. Espero que se entienda la rotación. El partido siguió parejo pese a que Lima Nueva tenía diez jugadores en cancha, cosa que lamentablemente nunca se notó. Bien armados ellos nos llegaron con despejes y pases largos, que con una defensa muy adelantada no supimos controlar. El primer gol iba a llegar a eso de los 20 minutos. Un tiro libre que el “Bana” no pudo controlar y tras el rebote un rival la mandó a guardar. Viejos fantasmas aparecían en medio del partido… A remar Tiburones. Luego de el gol Lima nueva se plantó atrás y Spartak no pudo con la compacta defensa a no ser por alguna inquietud de pelota parada, primero en pies de el “Yeti” y luego de “Sasa”.
De contragolpe nos llegaron una y otra vez. La primera llegada terminó con un despeje de último recurso, no pude ver de quien, que terminó en las partes íntimas de “El Canoso”, la segunda con monumental atajada del “Bana” y luego en un saque de esquina y la tercera en gol de Lima Nueva. 2 a 0. El juego del equipo vestido color esperanza se volcaba por derecha, y no aprovechaba la banda izquierda que había demostrado ser capaz de llegar. Una jugada sin precedentes en el partido comenzada desde campo propio culminó en una corrida magnífica de Federico Caredio y a la postre el primer gol de Federico y de los Tiburones en el torneo. 2 a 1. Sin mucho que destacar, a no ser un remate de larga distancia de Augusto que pasó cerca de portería, el final del primer tiempo se aproximaba. En saque de esquina efectuado por Lima Nueva llegó el desesperanzador 3 a 1, tras remate de “palomita”.
El juez hizo saber el final de la primera mitad.
Con “Jeje” López, que había llegado a vernos, Marce, Rodrigo y todos los que estábamos ahí afuera levantamos el ánimo del equipo, ya que había que dar vuelta si o si el resultado.
El DT hizo variantes. Entró “Tincho” Iglesias por “Cachy” Castro, Iñaki Asurabarrena por Damián Melgarejo y reingresó “Nacho” Patera por Francisco Pastori..
La segunda mitad comenzó con un Spartak mucho más ofensivo pero sin llegadas claras. El juego se volcó mucho más a la mitad rival cuando a los 10 minutos un jugador de Lima Nueva al mejor estilo Germán Lema salió lesionado debido a fuertes calambres. Era el momento de aprovechar, ya que el rival quedaba con 9 jugadores. Los tiburones intentaron, tuvieron las riendas del match pero no pudieron quebrar el 1. Alguna jugada peligrosa de Nacho, César Augusto o los volantes hacía preocupar al fondo limeño.
Un corner efectuado por Martín fue mal despejado por la defensa y quedando el balón en el borbollón el “Yeti” intentó golpear el balón pero fue derribado por un defensa. Hubo intercambio de insultos entre los jugadores en cuestión, pero no pasó a mayores. Otro disparo del Yeti fuera del área, y un tiro libre de “Cachy”, que ya había reingresado por Álvaro Piria, se perdieron por encima del larguero. La jugada crucial fue cuando el “Emperador” César Augusto chutó y la pelota rebotó en el brazo. El “Canoso” no lo notó o simplemente no quiso complicarse el partido. Esta decisión condicionó el trámite del partido ya que con un penal a favor el desenlace hubiera sido otro.
El partido siguió, al igual que el marcador, que no cambió.
Varias conclusiones pude sacar el día sábado:
No fue un debut muy auspicioso, pero el color de la camiseta da mucho que hablar, ya que hay esperanza de que los Tiburones logren pasar a segunda instancia y a la vez se puede ver que el equipo aún está inmaduro, pero en cualquier momento florece y te come.
Ah… y que voy a vender el auto.
No quise que nadie me llevara. Me fui como había llegado. Y no pude dejar de pensar… ¿Qué pasó con Nando?
El Desempate: “Cosas que no cierran”
Las sirenas se sintieron a lo lejos y por un momento las esperanzas de ser rescatado volvieron a mi, pero fue otra falsa alarma, seguramente alguna ambulancia apurada por llegar a destino.
Había pasado los dos últimos meses secuestrado, atado, maltratado y sin saber nada de mi familia y los Tiburones. Para colmo la comida que me daba el pelado que cuidaba que yo no me escapase era horrible. Por lo menos el loco este era buen tipo, el moreno del turno de la noche era peligroso, nunca entablé conversación con el.
- Che, Pelado, yo se que estoy acá en calidad de prisionero, pero ¿si te pido un favor vos me lo harías?
Me miró con cara rara.
- Depende, ¿qué tenés en mente?
No quise ni pensar en que estaba pensando, menos después de ver las bufandas y caravanitas que a veces usaba.
-Mirá tengo una carta para mis padres, vos si fueses tan amable, ¿se la mandarías?
-Y… Yo no tengo drama, pero si el jefe se entera me mata.
-¿Quién es tu jefe? ¿Me van a decir de una vez por todas que hago acá?
-Si te digo me mata. Dame la carta, pero primero la tengo que leer, por las dudas. Vos sabés como es esto, por ahora te tenés que quedar acá…
Les juro que no entiendo nada. Un día me desperté en esta habitación sin saber porqué. Grité y grité pero la única respuesta que tuve fueron golpes en varias zonas sensibles de mi humanidad. ¿Por qué estoy acá? ¿Acaso soy alguien importante? ¿A que se debe esta conspiración? Y lo más importante… ¿Quién es el jefe?
Como todos los días tuve que dejar estas respuestas en blanco, ahora lo que me preocupaba era que mi carta llegase a destino.
-Tomá lee tranqui, si querés tachá la parte en la que pido rescate.
El pelado agarró la carta y en voz alta comenzó la lectura:
“Queridos Mamá y Papá, antes que nada quiero decirles que estoy bien. Yo se que hace rato que no saben nada de mi, pero tuve un motivo más que razonable. Estoy de gira con el señor Sergio Gorzy haciendo una cobertura de pies a cabeza de la vuelta ciclista desde hace meses y como saben la recepción de celulares en el interior del país a veces es pésima. Ni hablar de mandarles un mail, ya que no sabén diferenciar un mouse de una omelette de queso.
Ya se que se preguntarán que novedades tengo con respecto al estudio y en especial a los Tiburones. Bueno, por suerte entregué mi tesis sin problema alguno, aunque todavía sigo aguardando el resultado. Tuve algunas entrevistas de trabajo, por ejemplo en la revista El Boulevard (muy buena revista por cierto, les recomiendo que consigan un ejemplar) o en la heladería Freddo, aunque no me llamaron de ninguna de las dos. Los Tiburones yo que sé, bien… les cuento.
Ese último partido nos jugabamos todo. Era ganar o morir. Llegué a la cancha algo sobre la hora y vi al otro cuadro con un gran número de seguidores, bombo en mano y entonando cánticos animadores a los suyos. Los Tiburones por su parte, y no era novedad, eran pocos. La “organización” estableció el partido justo en una fecha complicada, las entregas, los parciales, el Elea… Pero ahora estabamos ahí y había que jugar.
El partido empezó muy movido. Los Sharks (así se dice tiburón en inglés) controlaron al principio y con un tiro sorpresivo de Martín Iglesias de afuera casi conseguimos la apertura. La pelota dio en uno de los palos. Pero de pronto la balanza se fue para el otro lado. Nos ganaron en la mitad de la cancha, por arriba y por abajo. Se venía la tormenta, pero en una jugada aislada, Rodrigo “La Perla” Perlini, tras un entrevero con el hombro nos dio la ventaja.
Puro Sabor no se quedó quieto, tomó las iniciativas y por suerte el morochito García contuvo un par de mano a mano que hubieran sido el empate. Un tiro no muy potente de afuera del área que el “Bana” aparentemente iba a atajar fue desviado en Gabriel y tristemente se metió en el arco Tiburón.
Cabe destacar que Meyer se solidarizó un poco con nosotros, ya que hubo un sin fin de patadones merecedores de cartulina roja, claro ejemplo la de Cesitar Viera. Criminal golpe, para dejar tendido sin resto al rival. El juez se hizo el sota. Fue un partido trabado, al menos eso parecía de afuera.
Asediado por el calor, Meyer sorprendió a propios y extraños (siempre saca algo de la galera) con un minitiempo para tomar agua, raramente visto en los partidos de fútbol de estas latitudes.
Sin más jugadas a destacar, el primer tiempo llegó a su fin.
Tras un breve descanso el segundo tiempo se puso en marcha. Alrededor del décimo minuto un tiro que paso entre varios defensas del delantero Fernando Campos tuvo destino de red. Con ese gol todos pensábamos que el partido se cerraba y el ansiado objetivo se cumpliría. Pero la historia no fue tan así. Todos quedaron con el corazón en la boca cuando tras un rebote dado por el “Bana” luego de un pique peligroso del balón, este fue golpeado por un “sabroso” y enviado a las mallas. Meyer declaró posición adelantada.
Los tiburones encerrados en su campo sostenían el resultado de manera brillante, pero en los descuentos un misfortunio entre defensas y el golero tiburón, quizá con cuota del árbitro hizo que el rival emparejara el marcador.
Final.
El futuro inmediato del equipo se decidiría por tiros desde los once pasos, algo en lo que los tiburones nunca habían tenido suerte.
Meyer estaba como loco, no sabía quien pateaba y el mal humor se podía verle en sus tensos bigotes.
La ansiedad y los nervios podían más que yo. No quería mirar. Me di vuelta y que fuera lo fuera.
- ¿Qué hacés León?
-Cábala…
-Pero no seas paja, no te podés perder el momento más trascendente de la temporada - me dijo “El Ronco”
- Cábala…
No pude ver quien pateó y no quería saber de nada. Ibamos 4 a 4 a juzgar por los gestos de la gente que tenía a mi alrededor, ya que también tapé mis oídos. De pronto siento al Ronco subirse arriba mío…
-¡El Bana nomá! Dale León, no jodas, si metemos ganamos…
Emocionado hice caso omiso a mis rituales de suerte y miré el último tiro… No lo podía creer. Marramos y con ello el sufrimiento crecía.
La tanda siguió, Bana casi logra contener uno de ellos, pero el balón se le coló por debajo tras una mala pasada.
Marche ejecutó con confianza, pero el golero pudo más y así el sueño tiburón dio por finalizado. No había consuelo para todos nosotros. Saludamos a los rivales como gentleman que somos y tras unas cervezas y pomelos volvimos a la cruda realidad.
No se qué más decirles. Mándenle un abrazo a Ezequiel, espero pronto estar con ustedes.
Cariños de su hijo favorito.
El Pelado terminó de leer y enseguida se solidarizó con el nefasto final de los tiburones.
-Bueno León, yo se las llevo.
Dejó la comida en la mesa y se dio media vuelta, guardando doblada la carta en uno de los bolsillos del pantalón de cuero y jugando con las llaves de la habitación con su mano libre.
Era ahora o nunca. Años y años de ver “Despertate con Tate” y sus programas de fisicoculturismo me enseñaron el arte de cómo acometer contra un criminal. Arremetí ante su humanidad y el guardia golpeó la cabeza contra el piso, quedando inconsciente. Tomé las llaves, no sin antes revisar sus pertenencias. Encontré un viejo carné de la biblioteca de prisión bajo el seudónimo de “Cotorra Loca”, unas mentitas y mucha pelusa. Mientras mis manos temblaban traté de adivinar la llave correspondiente. Abrí la puerta, libre al fin. No había nadie. Bajé los tres pisos por escalera, que sinceramente parecieronme cincuenta. Abrí la puerta de calle y tras meses volví a ver la luz del día.
No sabía donde estaba. Miré el sol matutino y guiándome con ello entre a caminar hacia la casa del Ronco. Espero llegar… En el camino me pasaron muchas cosas por la cabeza, pero lo que más me carcomía era el hecho de no saber porque siempre me pasan estas cosas…
¿Quién es el culpable de todo esto?