Llegó tarde, pero llegó.

Fecha 3: "Fuera de foco"
Pasé muy mal esos días. De a poco fui recuperando el sueño pero cuando llegó el jueves y me enteré que el sábado volvían a las canchas los tiburones la ansiedad volvió a apoderarse de mí.
El viernes no quería más nada, estaba muy cansado y me fui a la cama. No llegué a contar ni una sola oveja. Morfeo me había dormido en sus brazos…

El sueño de León:

Rica carne de carpincho en la heladera, los Tiburones tomando cerveza en mi apartamento festejando la victoria. El "Bana" cumplía su promesa y se afeitaba la cabeza. Pero se le escapaba la tijera de las manos. Suena el timbre. Mechones de pelo enrulado por doquier.
Suena una melodía. Una melodía pegajosa.
Sopa de caracol HEY!!!
Era mi amigo el Ronco y bajo el brazo una pelota.

- Cabecita, dejame pasar que quiero las firmas
- Dale Ronco pasa tranqui que ahí está Meyer vomitando. Un grande.

No había hecho mis tareas. Eché a todos de casa y cerré la heladera. Con pasos tambaleantes después de comer Danonino con licor de fresa me dirigí a mi alcoba. Abrí el ropero. La foto de Marcelo Rapetti otra vez…


Me desperté transpirando. Miré el reloj y ya eran las doce. Iba a llegar tarde. Me vestí lo más rápido que pude, me hice de mis trastos y manejé a toda velocidad rumbo a las canchas del Champagnat para ver a mi media naranja, el Spartak… pero naranja hubo uno solo. He aquí lo sucedido:

Ahí estaban ellos ya cambiados. Prontos para el reencuentro futbolístico. Del otro lado, un grupo de veteranos vestidos de naranja oficiaban como los rivales de turno.
Pero algo no estaba bien. Eran solo doce tiburones. Entonces recordé que jugaba Uruguay, quizá alguno había faltado por ese motivo, aún así no me importó porque los que se ponen la camiseta del Spartak siempre deja todo adentro.

Me salude con un movimiento de cabeza con el árbitro Meyer. El partido iba a comenzar. Sonó el pitido inicial.
El viento soplaba sin piedad. El encuentro empezó algo confuso y entreverado. Los dos equipos se peleaban en la mitad de la cancha por el control del balón, pero nadie se hacía del. Un Rodrigo López muy inspirado era el motor del equipo en esos minutos iniciales. Después de un pase largo y una muy buena recepción de un delantero tiburón la primera situación de peligro serio se había creado. Ignacio Patera remató rasante y bajo al palo derecho del urso golero del naranjo equipo Apeniense. GOL. Espectacular remate, los tiburones habían mordido primero.
El partido siguió y tras una jugada por la banda derecha la pelota que compró Diego Schreiber fue a parar dentro de un desagüe. Los contrincantes, debido al caso, aportaron un esférico color rojo, livianito como una ensaladita de remolacha. La jugada prosiguió y claramente se fue el balón por la raya pero un Meyer alejado de la situación, o quizás todavía mareado por los golpes de hacía unas semanas no llegó a verlo. Los tiburones cometieron el novato error de quedar protestando, mientras el delantero naranja eludíalos y encajaba el empate.

Minutos más tarde un despeje, si mal no recuerdo, de Germán Lema fue a parar en el follaje de un árbol, parando el emotivo encuentro por unos instantes.

- ¿No hay pelota? ¿A ver quien se sube? – decía Meyer – EL PALITO EL PALITO – le gritaba a un encargado de campo que pasaba casualmente con un tronco bajo sus brazos.

Un claro foul fuera del área hecho por Marche Marchesoni le daba la chance de patear un peligroso tiro libre al Apenas…
PENAL!!! PENAL??? Este Meyer estaba en otra. Con sus bigotes y brazos apuntando al punto fatídico les daba un regalito a los veteranos contrincantes que no supieron desaprovechar.
El partido había cambiado totalmente. 2 a 1 naranja gracias al siniestro aporte del referee en cuestión.
Antes del descanso otro tiro libre dudoso a favor del Apenas.
Centro al área que queda pasado. "Bana" García sale a buscarlo… el viento juega una mala pasada, la pelota cambia su trayectoria y pese a que el golero tiburón retrocede en desesperados intentos no logra su objetivo. 3 a 1. Una volqueta de agua fría… no digo baldazo porque una volqueta es peor.

Final del primer tiempo. Las caras del cuadro no eran las mejores. Los físicos tampoco, y para peor no había recambios. No quedaba otra que salir a buscar el partido a como diera lugar.
Empezó el segundo tiempo con un Spartak lanzado en ofensiva. De a poco el partido se picaba. Las constantes patadas y piernas fuertes de Martín Freire y Diego Schreiber, entre otros, no ayudaban a caldear los ánimos. Incluso la falta de caballerosidad de algunos jugadores del Apenas así como las constantes sobradas llevaron a que se picara aún más.

Tras un despeje que salió derecho al área rival, el implacable goleador tiburón Fernando Campos corrió en busca del balón chocando con el urso guardameta. Un grito ensordecedor emanó de su boca, quedando tendido en el verde césped.
La jugada no paro y Marcelo Rapetti con todo para el descuento malogró un gol increíble. Pero lo importante es que no bajó los brazos.
El golero seguía sollozando en el suelo. Y los entredichos entre rivales se hicieron protagonistas dentro de la cancha.
Algunos veteranos medio loquitos empezaron a meterle la pesada a los tiburones. Incluso en un foul sobre Rodrigo López, cuando Martín Freire fue a buscar el balón uno de ellos le encestó un golpe bajo en el estómago. El mediocampista que usa el número 8+8 (¿es un número?) sin dudarlo dos veces miró que el juez estuviese de espaldas y estrelló el nuevo balón adidas - tiburón en la cara del infractor. Nadie se mete de pesado con el Spartak… QUEDA BIEN CLARO.

Jugada peligrosa. Foul sobre Campos. Varios pidieron patear el tiro libre, pero con una gran personalidad y maestría el goleador lo mandó a guardar entre las manos del arquero suplente.
Spartak se venía, ya había entrado "Jeje" López para desplegar su magia y la nueva adquisición Andrés Da Silva, pero algunos calambres y falencias en el equipo no impidieron que el 4 a 2 llegase casi enseguida. el quinto y sexto gol no demoraron. Injustamente el Spartak, con un equipo diezmado perdía su segundo encuentro.

Cabe mencionar la entrega grupal del equipo y la presencia firme de cada uno de ellos, no dejándose intimidar por un par de gansos que poco aportan a este torneo. También en el equipo rival hay que felicitar a un par de veteranos que demostraron ser muy buena gente.
Se destaca al final del juego "Jeje" López brillando con un par de demostraciones de manejo de balón.

No me quedé mucho rato. No saludé a Meyer y me fui al estadio, pero no conseguí entrada. Desmoralizado completamente me fui al bistró de Los Fontanes y me compré un kilo de sanguches surtidos para comer mientras veía el partido por tele.
Llegúe, y cuando fui a meter la llave la puerta cedió sola.
Eché un vistazo y todo estaba revuelto. Me habían robado…

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